
No es cuestión de voluntad o posicionamiento: las mariposas deciden cuando quieren ser retratadas. Me di cuenta de algo tan simple, pero tan metafórico, mientras buscaba experimentar con las imágenes a través de una cámara de fotos. Me acordé de que la única vez que pude retratar una fue de casualidad. Estaba cerca y simplemente posó para mí. No tuve que esforzarme, sólo sucedió. Después, siempre que quise moverme de manera sigilosa y disparar, no pude. Se escapan y vuelan exactamente dos segundos antes. Como los deseos más profundos, el saber desplegar las alas requiere de tiempo y astucia. Ding, ding, dong, esperar la campana y empezar a tomar carrera.
1 comentario:
Es cierto: las mariposas se dejan o no. Ellas deciden.
Celebro estos cortes y aguardo por muchos más.
Besos miles.-
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